.
.
.
/LXIX/
.
prefigurando el desastre pensamos si no sería conveniente ir a la montaña antes de la hora decisiva; entre el calvario y el sosiego se respiraba una zona débil, el armisticio, la tregua sin sentido. . . nos marchamos sin mirar atrás: y en nuestra nuca crecían sales a sabiendas
.
.
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario