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sábado, 29 de mayo de 2010

La Gran Salina / Ricardo Zelarrayán

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La Gran Salina


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La locomotora ilumina la sal inmensa,

los bloques de sal de los costados,

los yuyos mezclados con sal que crecen entre las vías.

Yo vacilo....

y callo....

porque estoy pensando en los trenes de carga

que pasan de noche por la Gran Salina.

La palabra misterio hay que aplastarla

como se aplasta una pulga,

entre los dos pulgares.

La palabra misterio ya no explica nada.

(El misterio es nada y la nada no se explica por sí misma.)

Habrí­a que reemplazar la palabra misterio

(al menos por hoy, al menos por este "poema" )

por lo que yo siento cuando pienso en los trenes de carga

que pasan de noche por la Gran Salina.

La pera trepida en el plato.

La miel se desespera en el frasco cerrado,

para desesperación de las moscas que le acechan posadas al vidrio.

Pero yo no me explico

y hasta ahora nadie ha podido explicarme

por qué me sorprendo pensando

en la Gran Salina.

El hombre de chaleco del salón comedor

se ha quitado los anteojos.

Los anteojos trepidan sobre el mantel de la mesa tendida.

Todo trepida,

todo se estremece,

en el tren que pasa a mediodía por la Gran Salina.

Yo me he sorprendido mirando

la sombra del avión que pasa por la Gran Salina.

Pero eso no explica nada.

Es como una gota que se evapora enseguida.

Hay que distraerse, dicen.

Hay que distraerse mirando y recordando

para tapar el sueño

de la Gran Salina.

Un piano colgado como una araña del hilo

se ha detenido entre los pisos doce y trece...

Un camión pasa cargado de ventiladores de pie

que mueven alegremente sus hélices.

En 1948, en Salta,

fuimos de noche a cazar vizcachas y ranas,

y la conversación se apagó con el fuego del asado,

abrumados como estábamos por el cielo negro

y estrellado.

Nerviosamente encendíamos y apagábamos las linternas

hasta quedarnos sin pilas.

Tampoco puedo explicarme por qué sueño con pilas de linternas,

con pilas para radios a transistores.

Ni por qué sueño con lamparitas de luz,

delicadamente guardadas en sus cajas respectivas.

Ni por qué me sorprendo mirando el filamento roto

de una lamparita quemada.

Nunca he visto...

nunca he podido imaginarme

la lluvia cayendo sobre la Gran Salina.

Yo no tengo objetivos pero me gusta objetivar.

Desde chico intenté cortar una gota de agua en dos

(con una tijera).

Aún hoy intento,

apartando las cosas de la mesa

o ahuyentando amigos,

imitar, imaginarme, la lluvia sobre la Gran Salina.

Tomo una plancha caliente y le salpico gotas de agua.

Pero aunque pueda imaginarme todo,

nunca podré imaginarme

el olor a salina mojada.

Anoche llegué a mi casa a las tres de la mañana.

En la oscuridad, tropecé con un mueble...

y allí­ nomás me quedé pensando

en lo que no quería pensar...

en lo que creía bien olvidado!

Pero en realidad me estaba escapando

del sueño estremecedor de la Gran Salina.

Y ahora me interrogo a mí mismo

como si estuviera preso y declarara:

"La Gran Salina o Salina Grande

está situada al norte de Córdoba,

cerca (o dentro, no recuerdo)

del lí­mite con Santiago del Estero."

Estoy mirando el mapa...

pero esto no explica nada.

La caja de fósforos queda vacía

a las cuatro de la mañana

y yo me palpo a mí­ mismo, desesperado,

con el cigarrillo en la boca...

Habría que inventar el fuego, pensarían algunos.

Yo en cambio pienso en los reflejos del tren

que pasa de noche junto al río Salado.

No puedo dormir cuando viajando de noche

sé que tengo a mi derecha

el rí­o Salado.

Paro aún así­ sigo escapando del gran misterio...

del misterio de la sal inagotable de la Gran Salina.

Recuerdo cuando arrojábamos impunemente naranjas chupadas

al espejo ciego y enceguecedor de la Gran Salina.

A la siesta, cuando la resolana enceguece más que el sol.

Esperábamos llegar a Tucumán a las siete

y a las dos de la tarde tuvimos que cambiar una rueda

junto a la Gran Salina.

Un diario volaba por el aire...

el sol calcinaba las arrugadas noticias del mundo

del diario que caía sobre la Gran Salina.

Y vi pasar varios trenes

y hasta un jet...

Los pasajeros de los Caravelle

o de los Bac One-Eleven,

no saben que esa mancha azulada,

que a lo mejor están viendo en este mismo momento,

desde ocho mil metros de altura,

esa mancha azulada que permanece durante escasos minutos,

es la Gran Salina,

la Salina Grande.

Pero el jet anda muy alto.

La Gran Salina no conoce su sombra que pasa.

Los pasajeros del jet duermen...

se sienten muy seguros.

En el jet no hay paracaídas.

Los jets no caen. Explotan.

Hace unos años,

un avión que no era un jet volaba, creo, sobre Santa Fe.

De pronto se abrió una puerta

y una camarera tuvo que obedecer calladita

a las sagradas leyes de la física,

y demostrar su inequí­voco apego a la ley de la gravedad.

Una ley dura como las piedras metidas en la boca de Demóstenes

que, según dicen, hablaba mucho.

Aquí­ hay que hacer un minuto de silencio.

Primero, por la dócil camarera sin cama del avión.

Después, por las palabras muertas,

muertas por no decir nada...

misterio, por ejemplo,

que sirve para no explicar lo inexplicable,

lo que yo siento cuando pienso en la Gran Salina,

lo que traté de no pensar un día que caminaba por la Gran Salina

tratando de distraerme y de no pensar dónde estaba,

escuchando una canción de Leo Dan

que pasaba LV12 Radio Aconquija

y el Concierto en sol de Ravel por la filial de Radio Nacional.

¿Qué pensarí­a Ravel, el finado,

si caminara como yo en ese momento

por la Gran Salina.

Ravel, púdico sentimental,

te imagino tocando el piano que hoy vi colgado

entre el piso 12 y el piso 13.

Sí­, pobre Ravel de 1932

con un tumor en la cabeza que ya no lo dejaba componer.

Ravel tocando solo,

de noche (pero eso sí­, absolutamente solo)

los "Valses nobles y sentimentales" en medio de la Gran Salina.

Estoy seguro que se hubiera interrumpido

al escuchar el silbato lejano de la locomotora,

para ver el haz de luz a la distancia

y la penumbra sobre la Gran Salina.

Dí­as pasados fui al Hospital.

Hace años yo andaba por allí­,

despreocupado y con mi guardapolvo blanco.

Pero ahora, de simple paciente,

sentí el ruidito angustioso

¡Trank!

de la máquina de sacar radiografí­as.

¡Y que pase otro! gritó el enfermero.

Pero el otro no podrá explicarme

por qué tengo sed,

por qué voy detrás del agua cautiva de la botella

y de la sal capturada en el salero,

yo, tan luego yo,

capturado en el sueño de la Gran Salina.

Un amigo, alto funcionario estatal,

me ofreció su pase libre para viajar por todo el paí­s.

Total, me dijo, es un pase innominado,

cualquiera lo puede usar...

si se lo presto.

El pase sin nombre me deslumbró

como la marca de la cubierta que leí­ y releí­

cuando cambiábamos la rueda junto a la Gran Salina.

Pero después pensé en Tucumán

(mi segunda provincia)

y en las vértebras azules del Aconquija

horadando las nubes blancas.

Ahora me entero que mi amigo,

el del pase sin nombre,

se separó de la mujer.

Aquí­ me callo...

Pero el silencio me hace pensar ahora

en lo que no quise pensar cuando miré el pase sin nombre que me ofrecían,

en lo que dejé de pensar hace un momento...

cuando vi pasar el ascensor con una mujer silenciosa

que no me quiso llevar.

Olvidemos el ascensor perdido

y pensemos de nuevo, de frente, en la sal

(cloruro de sodio)

y en el misterio...

Pero como nada es misterio

hagamos una traducción de apuro:

miss Terio

o miss Tedio

o chica rodeada de teros asustados

o algo por el estilo.

Pero no hay distracción que valga.

El ayudante de cocina del vagón comedor

se rasca la cabeza de tanto en tanto

pero sigue pelando papas sin distraerse

en el tren que se acerca a la Gran Salina.

Y el ascensor perdido con la mujer silenciosa

sigue recorriendo kilómetros entre la planta baja

y el piso quince.

El sastre de enfrente que ya comió

se asoma a tomar aire con el metro colgado en el cuello.

Yo pienso en comer, como se ve...

Son exactamente las 14 horas, 8 minutos, 30 segundos.

Y también, no sé por qué,

pienso en el acorazado de bolsillo Graf Spee

que en los comienzos de la última guerra

se suicidó antes que su capitán

frente a Punta del Este.

El Graf Spee yace a treinta metros de profundidad.

Ya nadie se acuerda de él.

Ni siquiera los hombres-rana

que bajaron a explorar sus entrañas.

Pero hasta los hombre-rana

salen a comer al mediodía.

Y a veces, para comer,

sólo se quitan las antiparras y los tubos de oxígeno.

Todavía hay gente que se asombra viendo comer a esos hombres...

con patas de rana.

Los hombres-rana reclaman al mozo la sal que se olvidó

Dale!... Dale!

Hoy almuerzo con amigos

(si es que no se fueron).

Miraré de costado la sal y pediré pimienta en vez,

porque tengo miedo de quedarme callado,

ya se sabe por qué.

No quiero quedarme callado

ni distraerme,

ya se sabe por qué.

En realidad no se sabe nada

del sueño de la pilas,

de la lluvia sobre la sal,

de la chica del ascensor,

del sastre asomado con el metro colgado

o del tren que pasa de noche indiferente

junto a lo que ya se sabe

y no se sabe.

....................................................

....................................................

....................................................

Hace años creía

que "después del almuerzo es otra cosa"...

es decir que las cosas son otras

después del almuerzo.

Este poema (llamémoslo así­),

partido en dos por el almuerzo

y reanudado después, me contradice.

No comí­ postre.

¡Siento la boca salada!

Pero no voy a insistir.

El domingo pasado,

en casa de un amigo poeta,

conocí­ a un chileno novelista e izquierdista

que se fue a Pekí­n y que, posiblemente,

no vuelva a ver en mi vida.

Tímidamente, entre cinco porteños y un chileno izquierdista,

metí­ una frase de Lautrèamont

que como buen franchute es uruguayo

y si es uruguayo es entrerriano.

Una frase (salada) para terminar (o interrumpir) este poema:

"Toda el agua del mar no bastarí­a para lavar una mancha de sangre intelectual"



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Ricardo Zelarayan nació "a mediados de la década del veinte" en Paraná. Vive desde joven en Buenos Aires, conservando intacta su condición de provinciano en eterno conflicto con el porteño. Escribió mucho, publicó poco, perdió y tiró bastante. Sus libros publicados -La obsesión del espacio (poesí­a, 1973, reeditado en 1997), Traveseando (cuentos, 1984), La piel de caballo (novela, 1986, reeditada en 1999), Roña criolla (poesí­a, 1991)- representa menos de la décima parte de su producción. Su personalísima obra en todos los géneros -ha escrito también explosivos panfletos- tiene una música inmediatamente reconocible, que se nutre del habla popular, de la calle, de ciertos giros coloquiales del interior del paí­s.



A comienzos de los setenta, formó parte de la revista Literal, que significó un punto de inflexión en la evolución de la cultura argentina. En los últimos años se dedica a la traducción, a escribir fragmentos y a influir involuntariamente en las nuevas generaciones de poetas argentinos.



Bajar La Obsesión Del Espacio (libro en donde se encuentra este poema):

http://www.4shared.com/file/81877000/e7ccf4b0/la_obsesion_del_espacio.html

Patria /Geografía, de Jorge Lanata/

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El recuerdo y lectura del texto ante el numeroso auditorio es agradecido al profesor Arturo Firpo, en el marco de las Jornadas sobre el Amor y la Amistad, UADER 2010, entre posibles Philías argentas entre las que figuran poemas de Lugones, Marechal, Cortázar, entre otros; el rescate o compilación física del texto se la debo a una nota de Noelia Godoy, una compañera inquieta de la facultad.

Si bien todos hablan de la "Patria Grande", específicamente de la porteña, o sea, del "corazón" de la Patria, porque cada uno establece una filiación interna particular asociada a distintos elementos, creo que refiere a una serie de elementos comunes bastante compartidos por todos.

No sé si son las ganas de viajar, las recurrencias sobre ciertos textos o qué, pero me hace acordar un poco al poema de Ricardo Zelarrán, "La Gran Salina"; debe ser por el clima de expectante gratitud y detallismo, por la inmensidad solitaria, una blancura extrema que duele, hiere, alimenta, pinta, encanta, miles de verbos... esas cosas.

Vaya el texto, al que una vez leído no cabe nada que agregar, más un silencio total. Nuevamente GRACIAS a Jorge Lanata, este periodista, intelectual, y sobre todo: un incurable sentipensante argentino.
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Geografía- Jorge Lanata

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En unas rutas de Jujuy, o en Cutral-Có: ¿de qué lado está la patria?

Viaja la Patria a la madrugada entre las polleras de las empleadas de Terrabusi,

cuando la Avenida Patricios se llena de aroma a chocolate.

¿Qué Patria?

La Patria limita al norte con el corazón,

al oeste con los nudos del estómago,

al sur

no limita al sur la Patria

al sur se extiende esta Patria de casas bajas y

promesas desmesuradas;

y al este, el mar

el mismo mar al que entró Moreno para apagar tanto fuego.

¿Qué Patria es esta Patria en la que los próceres

mueren afuera?

Este país,

nuestro país.

La Patria es un lugar del corazón

al que no accede el Banco Mundial

y es anónima, por definición

aunque constantemente le tiran del vestido hecho jirones los que creen que la

Patria se posee, y no se siente.

Patria de huéspedes de hotel, dijo Mallea.

Los peruanos descienden de los incas y los argentinos de los barcos, dice mi

recuerdo.

Patria de escritores que se alejan a París para poder quererla;

Patria de nobleza trucha, quinta generación de almaceneros que alambró la Patria

sin darse cuenta de que la Patria vivía en el aire.

Ellos se titularon encargados de definir la Patria, lo patrio, los símbolos

patrios,

banderas de plástico cosidas en Taiwan.

Vendían la patria,

y en cualquier caso era la Patria de ellos, no la nuestra.

¿Dónde está la Patria? ¿En La Matanza o en el Jockey Club?

Patria de quién:

los cuatro climas, el dulce de leche, el colectivo, la picana eléctrica, la

birome, el tango, la manteca al techo, los desaparecidos, las madres, las

huellas digitales, la Obediencia Debida, Piazolla, Rayuela, Los siete locos, las

Malvinas, Facundo, el crisol de razas, Argentina Potencia, el granero del

mundo, la gambeta, el ceibo, el mate, el alambre, el psicoanálisis y Dios,

argentino por adopción.

Patria

de

quién,

Patria de los que esperan:

hace mucho que esperan

mucho.

No saben bien,

esperan una vida

un país

algún futuro.

La Patria les duele en los ojos.

Es tan grande... Llega hasta allá, donde hace un tajo el cielo, y más allá

también.

Sé de gente que se ha cruzado cara a cara con la Patria, por casualidad, en una

esquina de Nueva York.

Supe de otros que murieron por ella, lo que es decir por ellos, o sea, por

nosotros, por todos.

Patria con himno escrito por un español y tangos cantados por un francés;

Patria empeñada por ingleses vocacionales, por cadetes de apellido lustroso.

Escribo estas líneas en el Día de la Patria.

Y en este precise memento tiran a un pibe a cualquier celda de la Policía de la

Provincia;

a esta hora una puta discute su precio con un turista

y una decena de tipos se reclinan a tomar ginebra en los paraderos de

Constitución.

En este comienzo del Día de la Patria alguien allá, en esa única ventana

iluminada, deja de leer y sueña que podrá cambiar el mundo,

y en la diagonal de la escena barre el portero,

y poco más allá un tipo se arrepiente y otro espera el colectivo.

¿Patria de quién? ¿De la celda, del alcohol, del libro, del hotel, de la

manguera, del sueño?

¿Argentina del viento o de los diccionarios?

¿Morían por la Patria los polacos que quedaron sepultados construyendo el

subterráneo de Buenos Aires?

¿La Patria nació en el Hotel de Inmigrantes o en los campos de Martínet de Hoz?

¿Dónde estaba la Patria durante los bombardeos del '55? ¿Arriba o abajo?

Libros enterrados en los jardines del '76: ¿la Patria estaba bajo tierra?

Yo te daré

te daré, Patria hermosa,

Te daré, una cosa...

¿Estuvo en Ezeiza, la Patria? ¿En el pañuelo de Leonardo Favio o en la

metralleta de López Rega?

¿Galtieri tomaba la Patria con hielo?

¿O en aquellos años la Patria estuvo en los trenes de Estocolmo, en las cocinas

de Madrid, en los edificios ocupados de Manhattan?

Patria de arena,

de sal,

de humo grueso brotando de neumáticos quemados ;

necesidad

maneras de ponerse de pie,

vergüenza ajena

muerte propia

sueño.

Cualquiera puede definir los efectos del amor, pero no sus causas:

con la Patria sucede

algo similar;

somos argentinos por eso

por esta manera triste de mirar al sur,

por nuestros tics de nobles venidos a menos,

por este humor oxidado de cinismo,

por esta condena a la infancia perpetua

por el amor, y el espanto.

¿Patria de quién?

Patria de Borges y de Monzón,

de Olmedo y de Houssay,

de Discépolo y de Videla,

de los perritos de Perón, de Manuel Puig; de Carrasco, de Aramburu, del Plaza

Hotel, de la escuela destartalada, de Isidoro Cañones, de Tato Bores, del

ingeniero Santos, de las chicas más increíbles del planeta, de los piolas, del

bife de chorizo, del Nunca Más.

No alcanza, ¿no?

Pensar que toda esta catarata de palabras

puede evitarse para definir la Patria:

sólo hay que salir

al aire libre

respirar profundo

y mirar al cielo.

.    .    .    .    .    .    /Jorge Lanata, argentino/

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martes, 25 de mayo de 2010

Solitudes.13

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miro a los costados, cada vez somos menos y la guerra ni cerca de amagar a terminarse
noches llenas de memorias muertas, de rezos en vano
y así hasta el hartazgo

me ayudan, dicen, se quedaron un tiempo y siento que me auxilian
pero entonces no habrá nadie cuando llegue a destino
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Solitudes.47

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con las manos atadas a través del jardín
carnívora indómita sombra de algo parecido a alguien
arpegios chinos delatan uñas crecidas a mala tinta, en casa dando vueltas

debajo de abajo, la mugre bulle sin llorar

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Solitudes.33/7

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me enjabono una ensalada de tristezas
mientras minucias de sol
me dejan ciego

voy a caminar

dormir hasta derretir mi cara

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Solitudes.33

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se puede acaso bailar con el alma al lado tuyo
oyendo una gavota

es posible asimismo flotar nirvanas deconocidos hasta para un yogui nato

en la fuente un agua extraña la racia de tus dedos bautismales

lejos, sí, asquerosamente tarde: reirás?

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Solitudes.22

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a shooting star fell down the earth
a heard a crush like thunder...
a strange kind of magic
or going insane
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astillas de sonidos a falta de piel, a contrapelo, recuerdos contrabandeados por la imaginación
a una redondez preñada de insolencia
y perfume trémulo
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Solitudes.11

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de repente
se me pone que pierdo consistencia
intento tocarme
y donde debiera haber manos, un algo no acierta
el sitio en que alguna vez hubo pecho
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carabela rapsoda

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/la santa/

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los barcos y los botones

        abanican en tu pelo

                   una negrura

clavada al lazo ileso del exilio



                        en las barandas



en la balaustrada oriental del laberinto



                           aquí



  en el patio a cuadros



una audiencia, un concurso de silencios

pero más

del de tu imagen gritona




deus ex machina



deuteronomía

nada más que en mis papeles

eufonías filosas que sonríen cada tanto desde lejos




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/la niña/
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palabras exasperadas

gargantoprimido

/aire fino/

exhalación irresuelta

ylaexhalaciónlaexhalaciónlaexhalación



si las plantas dicen que no vasvenís

desde los días de uvas



parangón

para puentes

y fortuitos cadalsos



una moneda apretacuellos

                       solo una, la única



nada que hacer más que callarse, amague de primavera,

                  y fisgonearte

una vez bandeado el recodo sur








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/la pinta/
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ver al cielo amplio

una caravana el agua sin fronteras

hasta equinoccio equino

de equis ecos

punto y aparte



otra tarde sin bajas en el frente

ni altas en los papeles estos



el ejército impune sin sangre

tendón hinchado



bandera blanca, un mármol insoportable



la capital quieta

te ve irte y no se aguanta

el olor provinciano que le queda


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Road Trippin´

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una guerra fría que no es ni fría ni guerra. Por dios!
Si tuviera ojos, todavía...
pero soy apenas un espectro, mal recuerdo de una peor flatulencia
      el eterno amague de la nada contra un estuco tan inmóvil y silente
               es imposible que pienses que pienso... ni siquiera maquetas

         


                                          "...Blue you sit so pretty west of the one..."


Si fuera tan fácil como sentarse con la guitarrita y desflecar unos acordes ajenos y nada más, pero no, ni cerca che. Y después de eso, qué vendría? Tengo mis propios dolores como para andar hurgueteando el de los demás también, otros no... una alteridad de otredades, nada de eso, bien lejos. En mi mente todavía juega en pañales sonando a molestia, es una pavada. Niñas (*) a través del tiempo que nunca van a pasar de eso, por más que por fuera, fueran... tampoco es que nunca lo haya pensado, sería estúpido negar un inocente pensamiento perdido de alguna vez, pero eso es privativo de la ciudad inexistente donde todo es posible, una nada que no prospera del plano de lo que vence de la piel para allá, de ahí no sale, un divertimento pavo, pobre, pistola... algo que nunca va a pasar: IMPOSIBLE.

/////(*) chicas, chururú, en busca de problemas, chicas al teléfono, que nunca suena/////


                     "..Your smiling eyes are just a mirror for the sun..."


Es tonto que pienses que pienso lo que pensás que pienso. Pero ojo, yo también soy una maroma de tonterías al cubo. Entiendo tu dolor, parecido al mío, aunque quizá más nuevo e igual de incurable, en un punto. Dejate de joder con eso, olvidate. Se llama tristeza, inseguridad, sufrimiento. Necesitar tanto una mano, un abrazo, una palabra bien puesta, cara a cara, más que respirar, más fuerte que la sed, más físico que sangrar por la herida. Te entiendo y te abrazo, aunque cero onda. A la distancia te abrazo y me conduelo con tu dolor.


             "...So much as come before those battles lost and won
                              this life is shining more, forever in the sun..."


Baby baby baby loco... baby baby baby mamboooo, dejate latir en paz y desangrar del todo, que si después que todo esto acabe, algo queda, aunque sea poco, creéme que será lo único que te va a servir para retomar la marcha; abismos genuinos, latidos de vacío, pulso de metal, miradas petrificadas. Por más que pienses que no queda nada, siempre queda algo. Acordate que el animal bandera de la pasión es el Ave Fénix, ese fuego inextinguible. Te parece que tu drama es el peor de todos, y el mundo no deja de moverse para nada. También creí que mi dolor me doblegaría /y aún no lo domino mucho/ pero el mundo gira igual, ni se entera de tu fracaso, te digo. Miles de cataclismos personales, mares de islitas a la deriva somos, y ni bolas... no?



                                                       "...Now let us check our heads
                                                                 and let us check the surf
    stayin´ high and dry´s more trouble than it´s worth... in the sun..."



Una procesión de tullidos que lucen normales. Un tener que seguir siempre, inevitablemente. Hace cinco años de la muerte clínica. y más de dos años de la definitiva, en mi caso. Creeme que fue sobrellevar el coma sociofarmacológico: insoportable. Para la definitiva no hay palabras que puedan pintarla. Vamos a pasar la vida entera oliendo a tango en el intento... y no la vamos a encontrar.

Te sirve que te diga esto? No sé, no creo, a nadie le sirve nada. Puede que en parte sí. Pero hay una instancia presencial en esta escuela, que es intransferible. Transitar la ruina de las propias torres sangrientas y seguir de largo

          /mirando atrás cada tanto, claro, pero lo menos posible, sin deudas ni acreedores/

                        le toca a cada uno pibe, es así lamentablemente, y nada que diga o haga te va a sacar del todo de tu infierno personal. Nada más que tu lado animal sobreviviente, tu esencia, tu semilla de luz.

Tema 1: no eches la culpa a nadie.
Tema 2: perdonate y perdonalos, perdonala.
Tema 3: en estas tierras todo se divide en partes iguales, lo bueno y lo malo.
Tema 4: se puede seguir adelante, te juro que se puede. No sé si por suerte o por desgracia, pero es absolutamente posible, y más todavía: hasta necesario, seguir adelante.
Tema 5: la foto es el resumen, el extracto, el corazón, el leitmotiv del proceso entero. Dos "alguienes" en permanente desencuentro. Dos accidentes, dos particularidades mostrando poder y desgracias, dando lástima y miedo, causando admiración y rechazo, o a veces todo junto al mismo tiempo. El territorio es cambiante todo el tiempo, igual que los roles. El itinerario invisible de los troncos se llama destino, causalidad, consecuencia... y es una magia que estruja. Te va a sacudir cuando la veas, apenas una fracción de segundo detalladamente delimitada. El tema es saberlo siempre de antemano. Tratar de no olvidarse.
Tema 6: esperá de todos lo menos posible, nadie te va a venir a regalar nada. Y si te regalan algo, valoralo; igual, lo regalado no se disfruta como lo que cuesta empeño conseguir.

Me estoy cansando de hablarte. No soy nadie. No tengo respuestas. Eso no se compra, ni se encuentra por ahí. Hay que aprender a embarrarse hasta la coronilla; y saber el cuasi imposible oficio de chapotear en la mierda sin mancharse para conseguir una puta respuesta.

Secreto: no hay respuesta absoluta alguna, nos tiene que alcanzar con atar todo con alambre y que nos funcione; por un día, un tiempo, un rato, una mezcla de conformismo y pretensión en partes iguales. Y mucha suerte o buena estrella, depende de lo que creas. Y ser muy agradecido, sobre todo. No olvidarse del bien recibido y enseguida desechar de la memoria el mal sufrido, salvo para no dar nueva oportunidad a que nos hieran.

Estoy cansado de hablarte y me da risa. No que pienses lo que pensás que pienso, también tuve esa etapa. Me da risa este monólogo torpe a mate amargo. Este enchastre emocional que no da ni ahí, viejo. Porque acordate que


           "...where I go? I just don´t know, I got to got to, gotta take it slow
            when I find my peace of mind, I´m gonna give you some of my good times...
      take to the river, let me on your shore, I´ll be coming back baby,
I´ll be coming back for more..."


                       y cosas así, con imágenes a veces a ciento ochenta y seis colores, otras en un parco blanco y negro. Ningunas de las dos llega a ser suficiente la mayoría de las veces. Vivimos pinchando por el camino. Hay que emparchar y seguir, como sea, renguenado, arrastrándonos, o luciendo inmejorablemente bien.

Como sea.

Chau, me cansé. Que andes lo mejor /o, mejor dicho/ lo menos peor posible. Suerte y GANAS. Dale, vos podés, todos podemos, aunque nobody wants to be lonely, eso educa.
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domingo, 16 de mayo de 2010

c a t é t e r e s

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SM/3

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                                           librar
                    lebreles                                 legüeros

           en                                                                       lenguas

            
de     lino                                                                                     y     luna


                       leones                                                                             lecanomantes

                                             sus                                    laceraciones
                                                                 lentas



hasta que sitien y se coman

 todas las palabras
  que te dicen

    porque
     ya
      no 
        aguanto

             estar

                /culpa tuya  libando litros de letras/



                                        con
                                            los
                                                ojos
                                                   llenos
                                                       de
                                                        payasos


--x.--x.--x.--x.--x.--x.--x.--x.--x.--x.--x.--x.--x.--x.--x.--x.--x.--x.




XL/5


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Bestseller, no

ni Longseller

Poesía Completa tampoco



un papel cualunque

     hojita    ajada    una

que se refleje un poco en tu cara



y en una de esas, quizá



/con suerte/



sepa hacer llover tus ojos







AC/7


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escuchar música vieja un domingo de tarde

hasta que el disco se derrita

en las leves comarcas

de tu lengua











AC/12


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martillazo veinte del daño primero sin culpa de nadie



salvo muescas árticas

que aún muertas

sangran



trece especies de pasos

de espaldas a algo que nos bate a duelo

y un solo filo metálico para ordenar el destino

callar las quejas

del ardor encontrado





AC/13


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contar catorce

dieciséis

ciento veinte



respirar hondo antes de abrir los ojos



darse vuelta

y esperar que el espectro gatille

dispare

se vaya en sangre



adiós







XXL/


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el crac

graba un relámpago desde la cabeza del fémur

hacia arriba



una línea rota



que siempre nos deja del lado de afuera



MX/4


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parafrasear hasta el descaro las gotas de lluvia

hasta sonar a ellas

soñarlas

y serlas



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lunes, 10 de mayo de 2010

Las huellas de Upskalam

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La greda sin tiempo te ha estremecido, ha puesto su mano en tu hombro. Saber las cosas es latir en calma. Oler el aire y en las venas un arroyo manso. Mirar en silencio el croar del verde que prospera a la alta hora.




Hay un camino de hormigas, no lineal, sin hormigas. Son las huellas de Upskalam.



Hemos dormido tanto tiempo sin conciencia. Nos habíamos ido hace tanto. Por suerte en las hojas, en los animales, en cada elemento químico de la naturaleza habíamos dejado grabado el repertorio completo de sabiduría.



Es un susurro añoso y redondo, más tenue que lo tenue; huellas de Upskalam.



Imágenes prístinas o sensaciones de veracidad imposible de comprobar. Un idioma añejo. Símbolos puros hechos con retazos del dialecto inmortal. Corrientes de agua, humedad y formas, sonidos que palpitan más allá de duda alguna. Un trajín dulce, procesiones fértiles que percibimos descalzos por dentro, envueltos en lienzos del mismo color hacia la comarca única.



Una certera intangibilidad nos trae huellas de Upskalam.



Salta los abismos de la historia, nos devuelve lo extirpado y lo perdido de/en la memoria. Chispas puras avisan a la piel. Detrás de los párpados fulgura natura. Allí donde nada es tangible ni comprobable, pero no deja margen a la hesitación.



Es llave la marca, lengua impar, las huellas apenas de enorme Upskalam.

 
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domingo, 9 de mayo de 2010

El último organito /tango/

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qué precioso gotán por favor... la versión del Polaco Goyeneche sobre todo; remite a lo llevado por el tiempo, al barrio, a la nostalgia, a lo que ya se fue para siempre, irremediablemente, a la idea del pasado glorioso y al "paradiso perduto"... para escuchar y bailotear por dentro, totalmente gris y dulce...

NOTA: la foto es Paraná hacia 1940/50, la esquina de San Martín y Urquiza /todavía no era peatonal!!!/ desde la vereda de enfrente al actual Club Social, más o menos. O a la altura de la escultura "Puntos Cardinales" de Mary Valente. De paso, /y al margen/ muchos recuerdos para ella, por los tiempos compartidos en artes visuales y su/nuestra querida familia.

www.mun2mp3.com



Letra y música: Roberto Goyeneche / Néstor Marconi (1989)


Las ruedas embarradas del último organito
vendrán desde la tarde buscando el arrabal
con un caballo flaco, un rengo y un monito
y un coro de muchachas vestidas de percal.

Con pasos apagados, elegirá la esquina
donde se mezclen luces de luna y almacén
para que bailen valses detrás de la hornacina
la pálida marquesa y el pálido marqués.

El último organito irá de puerta en puerta
hasta encontrar la casa de la vecina muerta,
de la vecina aquella que se cansó de amar.

Y allí molerá tangos para que llore el ciego,
el ciego inconsolable del verso de Carriego,
que fuma, fuma y fuma, sentado en el umbral.

Tendrá una caja blanca el último organito
y el asma del otoño sacudirá su son
y adornarán sus tablas cabezas de angelitos
y el eco de su piano será como un adiós.

Saludarán su ausencia las novias encerradas
abriendo las persianas detrás de su canción,
y el último organito se perderá en la nada
y el alma del suburbio se quedará sin voz.

El último organito irá de puerta en puerta
hasta encontrar la casa de la vecina muerta,
de la vecina aquella que se cansó de amar.

Y allí molerá tangos para que llore el ciego,
el ciego inconsolable del verso de Carriego,
que fuma, fuma y fuma, sentado en el umbral.



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PD:  Hallazgo tardío: mezcla de Malbec, Merlot, Cabernet Sauvignon y un Syrah de pura cepa.... cómo no me di cuenta antes?


La letra de este tango son dos sonetos alejandrinos /a la vieja usanza/ encadenados, que repiten y utilizan a manera de estribillo sus dos tercetos. Apenas un par /de tres/ licencias poéticas:

no riman los versos en redondillas como marca la escolástica específica, usa rima asonante a veces, y palabra final aguda.

Per Dieu!

Disfrutémoslo en la sangre...chan chán...

Desideria

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hasta las agujas tuerce
esta noche
de pan

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no queda suelto hilo alguno ni huella aparente

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y el estigio secular de los chingolos
nos avienta alforjas amarillas
entre gargantas de sol
por cuyo margen
silban náyades
su fervor
naranja



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sábado, 1 de mayo de 2010

no te olvides




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un paso delante las avispas
antes del zumbido
sin crepúsculo

lunes
larvas
curvas contra el pecho
a la distancia
de dos dedos

saltar silencios entre juncos
/casi ojos /
y entre esos ojos, cuesta abajo,
una hilera de espejos

lirios de mármol un lunes

soltar la sentencia
en
las
praderas
aquel filo / ese influjo / esta semilla
una respuesta

este lunes no te olvides
y que crezca ahora
o muera del todo

duendes deshechos:
alcen sus manos al aire
aunque la noche se caiga o calle…

y vos:
el lunes no te olvides...

con la cabeza hecha relámpagos
y echando caballos por el pecho
---/tanta tinta vespertina/---
cuando las sombras
se hayan descalzado

vas a recortar la lluvia
del perfume
en las escaleras

vas a dejar tu estela
en un momento
toda la tarde

vas a reírte
y no importa

pero
hagas
lo
que
hagas

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por favor,

el lunes

no te olvides

de matarme


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