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/XV/
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las palabras empezaron a desgranarse en nuestra mente, de alguna manera era un olor cercano a que nos quedaríamos sin idioma posible, sin forma específica de nombrar las cosas, las ideas... una intuición de derrumbamiento de la que no era posible escaparse. me mostraba sus manos, o decía que hacía eso y yo veía un cuerno de jericó vibrando a pleno. creía reírse pero se notaba un incendio de ciudad, un harakiri, un despeñar de laderas dormidas durante siglos. poco luego no hubo duda: la criatura que nos habían inculcado alguna vez y habíamos olvidado o metido en estantes de olvido, nacía para dibujar nuevamente cada punto del próximo apocalipsis.
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