.
.
.
/XCIX/
arena interminable entre aire caliente que duele respirar... los ojos se pierden en la lontananza y todo es un incendio ocre irregular y cuesta arriba. vamos sin parar, haciendo del silencio una de las pocas cosas que permanecen íntegras. los ojos se derriten y las manos desaparecen. nadie alrededor. hasta el cielo es de otro color en este sitio, a los puntos cardinales se los debe haber fagocitado un dios atómico lejano. creemos que en algún lugar de por ahí quedarán las ruinas de las ciudades subterráneas de antaño. testimonio falaz, incompleto. no hay forma de guiarse.
otra vez: el silencio, ese halo ignífugo.
.
.
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario