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domingo, 21 de marzo de 2010

luz, un canto inasible alunado /oda a-la marip(r)osa imprevista/

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DESCONSIDERACIÓN PREVIA: Una cosa es un automatismo con retoques, algo del momento que luego se hornea poco o mucho. En este caso, además de estar totalmente crudo, puede que ni siquiera haya dejado morir al animal antes de colgarlo. También puede ser que haya dado con un animal inmortal, de esos que se ven una vez en un millón. Más allá de eso, baste decir y saber que así es lo experimental, y que no debe valorarse desde o por, sus recursos técnicos. Aquí se rescata el momento mismo de su vuelo. Entonces mejor pensar que no es escribir, sino vivir. Y que, como la vida, sólo vale hacerlo en borrador, sin marcha atrás posible.
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*antes de las alas*

/celebro?/ amargamente la página mil ochocientos noventa de una bitácora nada, nadadora, anfibia –por qué no esperar a un número más redondo? contingencias inexplicables- y ya no me duele tanto; o capaz que me duela el doble, lo ignoro; todo es tan relativo que es un espanto. No pensaba hablar de nada pero los cristales chocan y sus astillas desangran con precisión quirúrgica, es increíble. Lo mejor es que no tenés memoria y si la tuvieras, no importaría demasiado. Te merecés lo mejor. Los castillos de palabras son peor que los de naipes, salvo que de éstos nadie guarda registro alguno. Anduvimos lugares que te son aire, cocinamos y esperamos malentendidos debajo de una mesa. No sos un rol ni una promesa. Eso del espejo rodante entre sí y no. Un compartimiento compartido pero separado y sin intereses mundanos. O prefiero quedarme con eso, con que sos eso. Ni bien concluyan de zumbar estas palabras, se irán con el viento… y ya no serán.



*alas en la noche*

descansas los ojos de tanto día;
has ido hasta el borde último
donde rebrotes primaverales
te preservan de los abismos
te alimentan, te…

dos antenitas

millones de papilas

lo que nadie piensa al ver tus colores
es que ser también te duele
como a cualquiera

es de noche y todo reposa:
tu libar diurno
las flores de tus esquelas
y los ojos de tus colores;
el ciclo se balancea

yo te he dicho el nombre que me inunda
que llueve en mi mundo
hoy mismo

a vos algunos nombres te abrigan
o apilan sus promesas
que no interesan

esa levedad te duele
su penumbra abandonada
tanto color que niega lo otro
porque lo de afuera no es más que un móvil
pero también martillo irremediable de lo interno

nunca vi dormir una mariposa
quien la haya visto
/alguna vez/
quizá entienda mejores plumajes
o guarde en su alma ese trofeo

los imanes de sus patas
sus serruchos
una caricia desacostumbrada
que a esta hora duermen
en plena vigilia


*los colores de día*

batir matices
dibujar guirnaldas en el aire
sellar pétalos con antenitas
en un lenguaje de clorofila
y atraer las miradas que te registren

tener un cuerpo con forma de tres ojos
y ser a la vez un manojo de radiaciones
un pulsar móvil y mínimo

no saber si el diseño de tu cuerpo es un mapa genético
una marca individual que pesa y molesta
otro idioma dentro de muchos
o un capricho cósmico
de madre tierra

algo de nave también
y de vagina
la cadencia frágil de un ingente útero itinerante

tuviste tu parto y tu crisálida
tu ser semilla cada vez
que cambia el ciclo



*el momento de reposo /o infame/*

qué quiere decir que dejes las alas abiertas?
y cerradas?
y cuando las movés de arriba abajo…
ensayo lerdo?

en todo caso me intriga tu idioma
sanamente
trazo paralelas desde varios sitios
esperando ver dónde y cuándo se dibujan
las respuestas

qué vergüenza querer certezas!
qué ingenuidad
imperdonable

a esta altura se cae por la tapita
que no hay soluciones
sino huevos de nuevas preguntas

por eso el silencio a veces

porque también intento descubrir el lenguaje
que duerme en venas de cada momento
que late intransigentemente

porque hablar es de alguna forma
un malentendido legal
una convención que lo niega
sin poder
matarlo

pobre quien no lo sepa

el ojo de la cámara te ha desnudado
para siempre
te ha robado un instante
que por suerte o desgracia
te hace eterna



*chau alas*

en esto del tránsito de efluvios de toda clase
nadie es inmune
ni siquiera la luz
que por querer mostrarnos
se abusa y ciega

ni las sombras susurrando sus simplezas
ni la memoria selectiva
ni las esquinas saltimbanquis
de errores y coronas
con fecha de vencimiento

me dejás decirte que te quiero?

no que te amo, no, lejos de eso
he aprendido a venerar esa palabra
porque me ha dolido
la he sufrido y tiemblo
ante su sencillez total

prefiero quedarme al borde porque el llanto…
y para mí llorar no…

soy poca cosa ante esa idea
que parece pintada a mano
por un dios pagano:
un viento sucio
una carroña
una de las muchas hojas verdes que una vez tus patas
bautizaron

no es la soledad, para nada
mejor un aprendizaje
individual
esa intransferibilidad
que conocemos

un poco como tu vuelo, no?
esa belleza sin peso ni garantía con finitud ensordecedora
pero que durante su mientras
vale mágicamente cada detalle bueno y malo

saber que estas balanzas
son incapaces de equiparar los polos
y si lo hacen
dura
un
segundo

ya te quise
no sé cuando podré hacerlo
otra vez

fuiste una mano
una horma
una fugacidad con pulso de acero

todo lo que seas de aquí en más traerá ese rumor a cuestas

nunca olvides tus colores
ni te arrepientas de mudarlos
donde te mande el olfato

que todo te siga doliendo en su justa medida
y acordáte de mí
cuando te falten lágrimas
porque siempre es bueno limpiarse por dentro
de la mano de esta energía

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4 comentarios:

Anónimo dijo...

Dulce y frágil revoloteo que con mil colores paseas tus alas entre flores y al viento, mariposa, hermosa y delicada...como hermosas tus palabras...
Bsos...

Mimí- Ana Rico dijo...

Consta de retazos de impresionante belleza. Me llega el viento de las palabras que zumban, de aquellas que desflocaron sus alas en el esfuerzo de navegar y perecieron dando a luz la brisa, el cambio, el que hizo que en vez de decir "hace calor" dijera "hace fresco". Y todo cambió, a cada segundo, con la extinción de aquellas pequeñísimas, insignificantes mariposas.

Automatismos productivos, preñados de vida por latir y enraizar en la tierra. ¿Qué demonios tenemos palpitando en el cerebelo? Tras esa calavera germinada de tierra habita el pensamiento.
Un abrazo de Mimí

Alejandro Cabrol dijo...

Ginebra, salud por tu revoloteo de trementina, un beso!

Mimí! Te reirías si te dijera que en el principio de *antes de las alas* iba a empezar con: "/cerebelo!?/ amargamente..." Este fue un automatismo conversado, o disparado por una conversación que intenta, sin éxito, situarla en algún lugar exacto de ese vuelo...

galáctica dijo...

Hola pasé por aquí y me parece una energía increíble la de estos poemas, su forma informe que cambia constantemente, la manera en que las alas nos pueblan hasta que nos sabemos alas, y sabemos que alguna vez las tuvimos o las tendremos. Pura mutación, pura era de Acuario, el mismo movimiento del inconsciente, la filmación de lo que nos hace respirar. Saludos poéticos Irene Marks