.

.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
a los golems invisibles
y olvidados
a las chispas que suele supurar mi carne
y en un hálito de palmas son palomas contra el cielo
a las comisuras
al olvido de piedra y de saliva
a tus ojos
a los mares pétreos que marean los segundos afilados
esas monedas que nos acarician la nuca
como patas
a las fieras de aire
a las escaleras
al silencio
para que rebote en algo y vuelva
y sea
.
.
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario