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/XSE/
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pero no, literatura no es geranios ni panes con pedigree, apenas un hachazo en el pecho, un autohachazo que derribe los yuyales de palabras mal dichas y peor vistas a la hora en que no queda nada
/pero nada nada nada nada, eh/
y no más que salir a oler a tientas sinsabores y pedruscos desplazados por la lluvia ya olvidada, cuando cada pájaro ha guardado sus encierros en las tejas de terrón, y entre metales azules se nos convida algo intangible y emplumado
había dicho que el suicidio de las estufas, y pájaros en vez de ventiladores obturados para nada, para nadie... entonces ni geranios ni lombrices, ni esta seda incolora entre lengua, paladar y perorata, buscando añoranzas entre un surco marcado por los carros estivales de las jaurías furiosas y embanderadas vigilias de cartón a contrapié
ves apenas la vertiente viniendo y ya vas volando a enverdecerte sin saña ni señas, la cara te queda con los sellos de las fustas vivas o por lo menos coloradas a causa de los sueños de metal... cinglados todos tanto comer cingiberáceas, los vidrios rotos por todos lados: ¿en qué momento?
sin darnos cuenta que habíamos despegado en la danza oxigenada y megalítica, ninguna palabra acababa de decirse, apenas los rebordes, los borrones, los bocetos, microbios de algo que no necesita ser dicho porque corre paralelo a la piel, porque entonces las palabras duermen en sus jaulas y nos miran alimentarnos de veras a vida pura, con cataplasmas de sus abuelos orientales llegados en plena noche vamos llegando a los resabios septentrionales del ocaso, del fracaso, del Parnasso, de los frascos, y cuando nos damos cuenta y por azar abrir los ojos nos pasa, estamos rebalsados resbalándonos en los elixires recientes, exquisitos, ay
ves apenas la vertiente viniendo y ya vas volando a enverdecerte sin saña ni señas, la cara te queda con los sellos de las fustas vivas o por lo menos coloradas a causa de los sueños de metal... cinglados todos tanto comer cingiberáceas, los vidrios rotos por todos lados: ¿en qué momento?
sin darnos cuenta que habíamos despegado en la danza oxigenada y megalítica, ninguna palabra acababa de decirse, apenas los rebordes, los borrones, los bocetos, microbios de algo que no necesita ser dicho porque corre paralelo a la piel, porque entonces las palabras duermen en sus jaulas y nos miran alimentarnos de veras a vida pura, con cataplasmas de sus abuelos orientales llegados en plena noche vamos llegando a los resabios septentrionales del ocaso, del fracaso, del Parnasso, de los frascos, y cuando nos damos cuenta y por azar abrir los ojos nos pasa, estamos rebalsados resbalándonos en los elixires recientes, exquisitos, ay
pero no, tampoco ésto, no...
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5 comentarios:
Tu voz hace ruido, vibra, huele. Es una poesía viva, de verdad
Gracias Fran! Abrazo grande.
Embanderadas jaurías, quita, quita, Alejandro, prefiero lombrices y geranios pútridos o ventiladores obturados, trastos físicos y que los azules me invadan, como abajo, nadando cerca de torrentes, o con mano en matito, hoy soy feliz, eso prefiero y te prefiero así.
Saludos recién vuelta de las islas eólicas, donde el viento se lleva las malas vibraciones, donde dicen, cantaron las sirenas.
Besitos hasta siempre.
Qué buenos momentos y vistas en las islas, Nati. Me imagino la cantidad de sensaciones que llegaron a la sangre. Cuando se sedimenten e intentes transcribir esos días: qué mágia!
Me gusta como escribes. Como dice Fran, tu poesia esta viva, vibra, y a traves de los papiros el tiempo y la distancia, a mi me llega y me emociona. Felicidades por crear emociones y darles vida.
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