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el pescador se aplica sin prisa a su mojura de silencio a traves de la tierra líquida; ha salido rumiando el mismo silencio, este igual al que lo trae en canoa enclenque y aguantadora, donde itera esperanzas prendi-hundidas al espinel mientras un espejo ondeado, de a ratos plomizo o de tierra, tanto como acusa el mínimo contacto, desdibuja su reflejo; lo que se ve mal reflejo, es lo que palpan sus manos cuando lo que tiraba del anzuelo se desprende de sus manos
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2 comentarios:
Què desesperanza, desesperante. Y si es imposible fijar la imagen que refleja el agua, el mismo efecto causa este pedazo de texto; a pesar de que en él, todo es perfectamente legible y posible.
Cuánto desasosiego, pensar en la presa entre las manos, y al final, el extremo del hilo quedará vacío. Cuántas otras cosas en el tiempo esperaremos, cuántas de esas cosas se harán de agua o humo?
Un placer pasar. Un abrazo Alejandro, buen inicio de semana.
Gustavo: tu visita resulta una gran alegría. Un abrazo!
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