carrera de la hora

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el tic tac trae algo de ardenés, de pura sangre

una negrura escala por los dedos

rumbo a los hombros

y los sueños

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/grafito infame, 7:98/

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mientras el reloj hinca diecisiete a las diecisiete
un hielo monótono tatúa a las cosas
su sigilo intrépido

amotinado
inconmensurable de agujas
y quietud de aguas

todas las líneas que este día dibujará en tu piel
vienen de mis manos
de las palabras que reptan en los sobres sin leer

no hay fe ni lógica
suficientes
que marque otro sino en las piedras

estas piedras
con las que vamos levantando monolitos
sagrados y profanos a la vez

entonces líneas, piel y manos
danzan procelosas estatuas de fuego
coreografía del mapa
donde los tesoros esperan luz
para dar los labios de su relumbre
a una mirada atávica

esa que late en lo onírico
en antiquísimos cromosomas
que suenan a cicatrices
y sueñan el color de las piedras
su extensión métrica

madera a manera de runas y ranas

lluvia de fertilidad próspera
que se ancla en tu ombligo
y deshilvana los borradores
oyendo notas grafitadas a tu ritmo
o yendo por las plegarias
de tu próximo sueño

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