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y de las alas no quedaba más que la picazón de su pérdida. de la lluvia una lágrima inasible. cada vez se ponía más límite y se asemejaba menos a las otras. entonces nos empezaron a crecer ojos en los poros
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juntando papeles perdidos por oscuros rincones a bordo de la nave a la deriva alejandrocabrol@gmail.com alejandrocabrol@hotmail.com
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