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dijo basta con las manos y se recluyó por el resto de la semana. marchaba sin color por los senderos de piedra. a esa altura quedaba de nosotros poco más que una perceptibilidad vaga; ni huellas dejábamos. . .
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juntando papeles perdidos por oscuros rincones a bordo de la nave a la deriva alejandrocabrol@gmail.com alejandrocabrol@hotmail.com
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