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el olfato anticipa el próximo bautismo
altar impávido mandíbula abajo
no hay ojo que alcance
/grafito infame, 3:95/
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dice sí
y cuelga la ropa en la silla
apenas después de mirar de costado
un amague de sonrisa la trae de este lado
donde encinas y cenizas
no puedan pintarla
cierra la puerta
y dice sí
despertando criaturas infinitas
que destierran sinsabores y dejan en la mirada
esa exquisita melaza a que mañana nos olerá la memoria
tiende el mantel de la tarde
para que el fénix acuda
a migajas deletéreas
y el perfume anida ya en sus sandalias
que ruido un poco por los rincones del cuarto
silban sudor y sándalo
diciendo sí
no he preguntado aún
pero una especie de respuesta
o algo de lo que no hablarán los almanaques
empieza a zurcir las tiendas
remanentes
desfogándose en el aire
con hilo recién pintado
mojón carcome comarca
las uñas crecen mareas blancas
y a puro diente enmudece
después de decir
que sí
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