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descascarar el verdor acorde, bautismal
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caléndulas de las tripas de marzo paren crías borravinas, la princesa esconde la cara entre las sábanas de lino y es marzo
es marzo
marzo y la princesa, octópodo de octubre atando su cresta al ombligo de marzo
es marzo y la princesa acaba de dorarse bajo dos soles negros que la paren mientras pare
es el final, la vuelta de página, un principio nuevo de lo mismo viejo, el otro lado, el extremo opuesto del hilo que deja bailando su carretel en el tablero de mosaicos blancos y negros cuando la noche ha gastado más de la cuenta sus arenas
algo como un vivo cable de carne entregando sus rubores al marzo recién nacido de golpe en las fogatas de octubre
esta pulsión intrínseca que ni siquiera late adrede, desde la médula a los labios aceitando electricidades
es marzo
un cangrejo ovando en el camino de hormigas del mañana subterráneo, la locura de piel suave que sueña su pasado como si futuros propios la enajenaran, madre octópoda de octubre amamantando su furor, lavando los piececitos débiles contra el vientre de marzo, encuadrado con piedras del parque en blanco y negro
es marzo y algo se despierta extrapolado en las concavidades moradas de la hija de marzo
un tableteo triste de cuerdas guerreras, marzo musical sediento, desierto, falto de maná, salitrosidades, sedición de marzo que estalla en octubre
caléndulas preñadas de las sábanas de lino: este marzo de princesa entre las piedras, altar orejano, un octubre no deseado que sin embargo...
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