.
.
.
.
.
despertarse un día y ser de mármol
..
.
.
.
.
... tiritar redondamente electricidad de adentro, electrivivicidad, arpegios de la ciudad inexistente con nombre de mujer y olor a pierna; sóla entre las cuerdas sin abrigo, sin trucos, sin música pero abstraída de cadencia: tacos, pañuelos, el cuello tapado y hombros al aire, picada por algo
los colofones, las estridencias, un papel que deja caer en la vereda opuesta a las luces de la ciudad enmascarada y un agua que sabrá llevarlo al sitio apropiado
luces, los recuerdos sonoros de su luz azul, los planos mojados de la ciudad en el piso del baño, tirados junto a su ropa
luces, contornos arbitrarios de piel erizada, transpariencias desquiciadas y vasos vacíos con ojos abiertos y desnudos dentro, tequila visual o algo así desde lo líquido a través del vidrio, que baja por el pecho y centra todas las condenas alineadas, atadas al espinel, a la caña tensa al límite, colgando en el ojal la vista parca, listas de muertes prontas y prestas
abrir el buzón y que los papeles gasten su deliquio, manchen las manos con cielo y sol, o soledades; ser buzo en el mar de los Sargazos, en Saratoga, en Ilios, Delfos o tus caderas, que es lo mismo
y el barco se iba pero me llevaba en su madera, en sus velas, en esta estela de espuma que recordaba otros mares y peores timones, era una crescencia cenital, una alucinación de la ribera impar pasiva a la que le llegaban los azotes del madero central, estación verdosa de cerezo, y una semilla apenas en una hoja de diario viejo para la nueva dermis del ocaso
"ves las luces?" dice, ahí fundaremos las raíces
"ves las luces aquellas lejos?" susurra mirando a los costados, por miedo a que se esfumen, se espanten o se burle la tripulación fantasma omnipresente
no, pero las he soñado, y no son esas
sí lo son!
pero entonces...
entonces qué?
entonces: las luces, que ya andaban dentro
.
.
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario