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sábado, 28 de agosto de 2010

q 20

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no pedir bendiciones de alabastro y obsidiana

a la hora lamentable de los huesos:

ser llovido a brasa multilente

por la serie decimal

de tu mirada

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q 19

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vaho vasto tibio marisma hasta las rodillas

chapalear barro sublime dilatando

florituras sin aves: que dentro

respiran el limo mismo

de propios fetos



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q 18

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ni vapor ni humo: fluidez, brote, emanación

encordada y soplo auténtico

en el reverso recóndito

del único ojo cierto

que nos cata


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domingo, 22 de agosto de 2010

e s c a m a s

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escándalos y párpados

murmuran tus flancos

a la vuelta de la rambla



esta tarde:

algún ensamble

en la venia de los cardos

despistados por tu risa



y la prístina despacio

de espacios

sin canales ni parábolas



otro velo  /  las veredas

  -callarán-

 --calarán--

---balarán---

estos calores



recién

    nacidos

         mañana

           .
           .
           .

sábado, 21 de agosto de 2010

r.432

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tres  /  cuatro  /  dos


danza el día estribos
                               espejos
                                           espigas
                                                      espinazos



SOL



y el silencio de tu roce

con tobillos azules cúrcuma



cuatro  /  dos  /  dos



será algún día

el que olvide hundirme

en las tramas de tu nombre?



el que me llame /al fin/ a dejar de tropezar

con jacintos y secuoyas

en las rayuelas

fértiles del ocaso



cuatro
    dos
    tres

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domingo, 15 de agosto de 2010

De Dido



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restar morrales sin preseas

a esta tarde


alterna





retarla a duelo

rotarla





pátinas y cuero negro

picante suavidad que dibuja cardenales

en los pliegues de la piel.





concomitancia vaciando dibujos

a líneas de saliva

el laberinto que huele a Cartago





y a toda la serie de guerreros

en su mejor esfuerzo


entre telas que cuelgan




antes del primer instante

después de la hora

de la siesta




cantar al contacto de tu pelo

que me deshabita




contar con tacto tus desvelos

copas de mañana

raíces ayer




marañas que he olvidado

aún antes de volver

hasta su aroma





oler al tiempo ido

entre ramas de olmos

en ciernes de consumarse




oler la flor seca que muere a tus pies dos días luego de serte piel

dentro del círculo dibujado por los pies

desnudos en la arena

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slow down

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vengo a dejarte agua

además de los ojos

que ya se habían quedado



a exprimir pupilas desperdigadas

a dilatar la suerte

de tu estrella



a mancharme con su luz

y con tu piel

a gusto


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sábado, 14 de agosto de 2010

q 17

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glosario antinfortunios unge los pechos vueltos

ciclones a la par, cíclope, mapa epidérmico

de la ida sin regreso de nunca acabar

sendas asfixias encienden fósforos

en una oscuridad íntegramente

dromedarios, memoria lacia

quiero salir, quiero correr

detrás del ángel que

me pisa el pecho

 
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/XXV/

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.                                                                                                  foto de la serie Tarot, fuente: Blog de Sebastián Cabrol
http://cabrol-art.blogspot.com/


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hoy ando lerdo de palabras; se me escurren de la frente como anguilas fuera de época y quizá mejor así, porque entonces guardar cada bala relumbrante, violín en bolsa, escopeta al hombro y parapetarse bajo alguno de los chañares de este bosque entrerriano, esta noche invernal intransigente

caminar sin hacer ruido y esconderme cuando vea luces de alguna de las remotas casas de por acá

borrar mis huellas apenas balbuceadas y ni siquiera fogata que me delate; emponcharme y quedarme a esperar que el frío me perdone por hoy

lejos del tumulto, del movimiento y que al despertar alguna raíz me haya crecido como el pelo para no poderme ir

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martes, 10 de agosto de 2010

q 16

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oír colorados llamarada en el túnel de tus venas

temblor cerca, iridiscencia filamentos

pero dormido acá, tan lejos

aunque tu olor igual

entrebautice

 
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domingo, 8 de agosto de 2010

q 15

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pero después de impar cinco las fichas de dominó


nos despiertan marfiles a tracaladas


y su clac de lluvia tropieza punto


coma, serie, latido, y aire


que nos deja solos




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q 14

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olor a ceja y por los bordes de los poros cada dedo

sacude escaleras a brillos de ojo largo


en silencio prende botones


al tul de piel tuya


que me educa






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nada más basta

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esquirlas entre desastres de piel

al acantilado visto de lo alto asisten

sin los ojos



bastan plumas para gorjeos

para exprimir los labios

el ruido de tu ropa

que destiñe el pasado

recuerda hileras de abedules



nada más que las voces del ocaso en la yugular

y el atisbo de un diente desacompasado



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domingo

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el amanecer de los domingos tiene eso: algo de terriblemente extraño, y a veces también mágico; el orden, las particularidades y los matices pueden variar

resulta que entonces un día te despertás, imaginate, y hay un tapiz de bichos mínimos que bien podrían ser hormigas revistiendo cuanto alcanza tu mirada, y lo peor: de alguna forma te das cuenta que vos también sos uno de esos bichos, ni más grande ni más chico, un insecto idéntico a cada uno de esos que laten nerviosamente en seis patas y graban un braille intenso en cada milímetro de la superficie existente

abrir los ojos y desconocer el día, el lugar, la fecha, el entorno, hasta a uno mismo; respirar hondo, reaccionar, esperar, tocarse y ver si se tiene plumas alas o piernas; si hay suelo cielo o algún tipo de centro de gravedad, que a veces no se halla

ejemplo, los sonidos: hoy sonó a algo que nunca había oído antes; una especie de ritual con instrumentos de cuerda y de vientos, si hubo alguno de percusión fue tan tenue que se disfrazó de viento, apenas una caricia en la madera... algo así

pero también están los amaneceres desastre

despertarse y oír los embates de la quilla en el medio del agua interminable

                        en un muslo tibiamente fresco recién servido

                        sin saber qué día es lo que nos hace ser

                        y seguir dormido otro buen rato esperando la voz del día

despertarse, después de todo, un domingo a la mañana e ir redescubriendo los límites, las fronteras de uno mismo como si de verdad se estuviera naciendo otra vez
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viernes, 6 de agosto de 2010

/VII/

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el ejército tenue sale en manada de las tierras umbilicales. Despierta a su paso jaurías y vendavales entre bostezos de grises transeúntes que se duermen ante la hidrocefalia cuadrada de un plasma taiwanés. Es la tercera generación de bichos internos que intenta la toma del mundo pompa. Se resisten los campos de poros pero nada, no hay caso…



bombardeo de sacarse la ropa en la casa lloviendo de abajo arriba y lágrimas anclan nubes a pesar de la lejanía negra de una estratósfera endógena y acicalada de domingo...



tiempo después sobrevive algún murmullo de tormenta



algunos días más tarde todavía alguna gota aguanta por ahí, en los alrededores del cataclismo; como por error o por un tipo de azar inexplicable



brotes indescriptiblemente imperceptibles, de las ráfagas hirvientes se guarecen con la altivez de robles, con mis yemas, del lado de adentro, de sus nudos voy a oír su historia dentro de miles de años, cuando despierte nuevamente y lo respire
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yoda

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y así irse


o dejarse ir gotitas perfumadas de los dedos mientras pétalos
desnudan la mudez que se cierne en mis sienes
con vocación de cascadas


a la par de una pestaña caída en la lengua
después del martirio
apenas
de tus labios
contra mis ojos








foto después





luz lateral velada casi
y en los dedos zumo de la flor recientemente desteñida
hasta esencia pura


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q 13

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a la diestra esos trapos que rasgamos en la bóveda

aire perfumado con sudor del otro lado

encima escozores casi hinchados

y dentro hormigas, dentro

comiéndonos todo

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q 12

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un poco más largo que hasta los talones respirar

mirar al sol hasta hacerse su luz azul

y en tu víspera bruñir las aspas

para sosegar los hilos

que sonríes
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