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Vamos /voy/ por los ímpetus desmedidamente desacertados. No llamar por saber de antemano que no habrá respuesta alguna. A las líneas férreas se las fagocita el verdor íntegro, trepidar intrépido de las cascaritas muertas, insectívoras, sin fulgor, mucha picazón en vano. Oler, saber oler la nada en los pasillos estos, repetidos hasta la náusea, siempre el mismo día pero al siguiente y así. Curva silbato y humo contra las entrañas del cielo, todo al mismo tiempo. Las manos abiertas, ojos cansados en alma muerta. Laceraciones nuevas sobre las mismas pústulas de antes. Sirenas nostálgicas tracción a vapor cuando por acá a sangre es preciso seguir por las vías asquerosas mirando andenes sin tocarlos. Puente roto. Olor alfalfa. Memoria a trinos que ya no suenan y mejor así quizá, después de todo. Ojos los ojos dos ojos insuficientes. Tu nombre, cualquier pierna que se vaya después de quemarme su gusto suave.
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