.
.
.
amanece y la bruma. ruta florece fantasmas que se quedan a medio camino entre la foresta con amagada y amarga la palabra en la boca. varios enjambres de ojos se rascarán quietudes, silencios concomitantes, porque duendes habían cavado los túneles exactos antes de que se nublara y lloviera y este frío. uno de los enanos aparece desde tu ombligo pala en mano y se acuesta a dormir bajo la lluvia boca abajo. parece un trapito arrugado del que algunas hebras de su cabeza cuelgan hasta la frontera donde nace el pubis y deja los pies en el hueco por el que emerge al mundo cuando te pienso. . .
.
.
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario