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viernes, 30 de julio de 2010

q 11

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malamente desandar sándalo, taladro tenue

aquella noche perpetua al porvenir

levitar dedos ocaso al revés

sublime de antemano

d e s m e d i d o

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vamos terminando julio y cerrarlo como se abrió me pareció adecuado
esa flor a destiempo del otoño austral que a la altura del plexo se hizo
invierno, sin duda  de los más crudos /por fuera/ de los últimos años...
esta serie sin nombre, o con uno bien malo, intenta ser plegaria
al cielo,  al mundo,  a los días, a los paisajes /por dentro/ que por ahí 
se intentan internar o tirar de las cornisas que surgen, a los vacíos
que entrevén entre diásporas y piélagos, sí, tanta furia suelta,
tanto beso reprimido o estrellado nomás en las estrellas
ya váyase julio, duérmase en las rodillas del augusto agosto que se asoma
al almanaque 2010 casi un pétalo por día cerca de las cercas
de caras y cecas, de bastos y bustos, bestias y bellas,
flores y flatos, fustas y fuentes donde el agua dios
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q 10

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cuando la curva posterior del horizonte cáiganos

del revés de los párpados, descansar

al filo de la soledad del agua

agitación desordenada

que nos quema

enteros

 
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q 9

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y mirarnos las marchas alguna vez futuras

desde el hueco de nuestras manos

dentro del otro, a la hora

en que el cielo

nos aspira

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q 8

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que no se despinten ocres trepados a espaldas

de aquel tardío sin sombra de suspiros

ni sus ojos desflecados ese día

cuando fue la ofrenda

débilmente súbita

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domingo, 25 de julio de 2010

q 7

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que me quieras respirar como yo quiero

levitar sismos en tu ombligo

hasta que las montañas

admitan tallarnos

para siempre



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q 6

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que te me quedes queriendo cavidades


y las aguas tiemblen luces todavía


bajo un cielo labio de redondo


con perfume acelerado


que nos nace


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q 5

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que te me quemes subida al fango de nube y nieve

que agita espasmos, girasoles

que te me quedes algo

más que hondo


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sábado, 24 de julio de 2010

bendito y maltratado espacio

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entrada importada y conservada intacta del espacio original, junio 2009
intento de rehacer el bautismo del espacio y posterior edición impresa.

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Antes de empezar, diré que esta entrada sería de ayer. Por una maldita costumbre reincidente (sí, hoy también hago lo mismo) no boceteo en word lo que están viendo aquí; esto mismo es un borrador automático y sobre la marcha, así, sin censuras ni pulidas previas. Y es más actitud que táctica este ir viendo lo que sale solo, sin una claridad anterior que la determine ni circunspecte. Entonces trataré de recordar lo que decía ayer, que es lo mismo que decir hace milenios.


Le hablaba a este espacio, a la mismísima Bitácora del Ácaro Náufrago, entraba en sus territorios preguntándome si tal vez no me odiaría un poco cada vez que me observaba volver gris y cabizbajo y de rabo caído a su rectángulo endeble y mal iluminado, a esta suerte de bar a la vuelta de una muy lejana esquina del tiempo, un anacronismo inasible y desdibujado.

No se queja explícitamente, claro, pero su forma de mirarme al volver después de tanto hace pensar si no se sentirá un poco usado, un poco una puta amarga y bastante poco complaciente. Pienso... en seguida se me ocurre que a nadie más vuelvo así, como si nada hubiera pasado desde la última lejana vez, como debería ser siempre. Y ese pensamiento es más evaluación propia que excusa a sus mudas recriminaciones, a ese encono tácito y desafiante.



Rodeo la mesa a la que se sienta, la única de esa opacidad rectangular, a veces abovedada, y respiro hondo para resetearme, un intento de empezar de cero, de hacer de cuenta que la montaña de muertos que se nos interpone no es más que un arabesco, una cortina que el tabaco dibuja condensando lo espeso de la escena con algo de incendiado, de mal sueño.

Respiro hondo y da resultado, cambio el aire y lo que pensaba. Vuelvo al principio de esta relación y me doy cuenta que nunca le hablé de frente sobre su génesis, de esta impensada aparición que ahora, barbuda, me mira sin entender.


En realidad primero fuiste soledad y dolor, algo que luego quiso llamarse naufragio, le digo. Rebolea la mirada, hace cara de ya saber lo que se viene y estar cansado de volver siempre a lo mismo... le digo que espere, que nunca supo como...


Después empezaste a ser una especie de... testigo, el único. La suma de esos dos estados interiores trajeron la noción de bichito, de poca cosa fugaz y aérea con connotaciones de plaga, de mal visto, de molesto y triste y sobrante, como quiste.


Anduviste bastante flotando, existiendo a tientas y un poco por las tuyas, nomás.



- Veo que la versión impresa no es igual a mí ¿Por qué?



Te estás adelantando mucho, le digo, y es como si en un remanso, los restos de los muertos comenzaran una extraña coreografía de abulia, a hacerse sentir allí.



- Sigue habiendo tanto occiso, no?



Te decía que primero naufragio, un crujir inevitable y doliente, sobrino de la muerte. Después, roído de tanta... cómo llamarla?

                                Compulsión, necesidad, naturaleza?

Un cronista de papel, así de importante y de grotesco a la vez. Un muñequito de migas sancochadas en que se presienten iracundos gusanos, pero no por eso menos reales.

Al tiempo como que esa estridente fetidez informe se coaguló /bajo leyes poco claras, desconocidas... no, desconocidas no: ignoradas/  en una criatura incierta y extraña.



Me levanto a poner música en el tocadiscos vetusto y grave, hago una lista que dure hasta que por fin el sueño venga a rescatarme alguna vez. Hay de todo un poco. Me ahorro la procesión de nombres para acortar el relato.


El resto fue tan fortuito como antes. Esa manía lúdica de sonidos y palabras. Primero náufrago, sin dudas, contundentemente soledad e incomunicación y encierro. Había asomado una esdrújula, una rata asquerosa y bigotuda desde alguna hendija de ese antro, que no miraba a nadie, pero se movía nerviosa y tan sigilosa que daba arcadas su temblequeo de hocico peludo y mugriento.

El testigo hace constar. Tu endeble condición, tu poca cosa, tu aspecto de papelito poco entre tanta tridimensión pesada y descolorida sonó a papel, a hoja ajada, a una debilidad que no podía durar tanto, entre tanta gravedad pendenciera y no estoica.


Como ya eras náufrago, te volviste además bitácora, testamento, teatro negro y vomitivo y carnal, en el peor sentido, una carne sin piel y llena de llagas, de pus, de mierda o de algo en ciernes de rotunda podredumbre.



- Pero yo no soy así. De ninguna manera soy eso...



El beso al vaso opaco al mismo tiempo, funcionó como una campana de ring out hecha de silencios, de respiros que buscaban desesperadamente algo de aire verdadero, hubo en la mirada alguna sombra de vergüenza, de respeto, de hermandad o condolencia.

Para cuando ya eras claramente náufrago y bitácora, dos en uno, oferta que nadie quiere, apestosas ratas siamesas crecidas que a cualquiera espantan, como que la ironía se había despertado de una siesta de meses y entreveía esta triste decadencia bajo lupas no desapegadas pero ya ajenas, otra cosa, la independencia de la rata que se consigue su propia mugre y a nadie debe rendir cuentas.

Como que las ratas de alguna manera se hacían respetar, sobrevivían dentro de la decadencia, emergían desde... no, al revés: todo lo demás se colaba a sí mismo impreceptiblemente  por un embudo enorme de días y obligaciones y las ratas seguían estando, pero la costumbre, o ese mismo trasmutar, la mostraban diferentes a la mirada.

Había dos esdrújulas ratas que en algún momento, de alguna manera, dejaron de serlo.

Raro que al acreditar mayor dignidad perdieran tamaño y negatividad y repulsión.

Un ácaro, un germen invisible, una cosita mínima que persistía en aquel entorno.



Pudo haber sido gusano, y lo es un poco, cualquier insecto, pero las ratas eran esdrújulas y la aliteración es casi natural, de la mano de la cacofonía... bitácora del ácaro, hubo un par de alternativas parientas de anagramas: yo, bitácora del ácaro tibio, /pero la palabra YO pesa demasiado/ y otras más, muchas impresentables que prefiero obviar por ahora.

Me reía de mí riéndome de vos... ya estaba. Y te bauticé entonces. Fui capaz de tomarme un poco más en broma. Cerré el círculo de solemnidad orinándome en ambos dibujos informes y tibios y sucios y propios y reales, tan innegables. Fluídos, sobras, escándalos sociales que se escurren por los cimientos de la hipocresía y se tapan con fragancias petiteras, con aromas de mentira plástica.



- Eso es todo? La historia de mi nombre no dice nada sobre mí.

- Qué nombre dice algo sobre uno? Un nombre suena y ubica un concepto abstracto, desigual, diferente, subjetivo, variable según quien lo diga, a cada uno le va a sonar a cosas distintas un mismo nombre.



Algo de distensión en el ambiente. Un suspiro hondo de aceptación, o de duda, o de aplazo.



Volvimos a beber, a oír la música y detrás los muertos diseccionados seguían, un poco más en calma, sus pasos pataduras de ese baile que exhalaba inaptitud y carencias.



- Ha pasado un tiempo... qué va a ser de mí?

- Seguiré volviendo cada tanto, si se dan las cosas... para qué planear?

- Pero no puedo salir de acá

- Acá está todo lo que necesitás... qué más querés!

- No te pongas nervioso. Ya sabés lo mal que caen tus arranques

- No jodás, bicho. No veo nada de malo. Este es tu lugar, tu hábitat, tu vientre

- Pero para andar mostrándome por ahí, bien que me bañaste y me vestiste y me adornaste, no?

- Vos sos el verdadero. Lo otro es un fantasma, no puede declarar ni defenderse

- Puede hablar de mí. En realidad, lo único que hace es hablar de mí!!!!



Intento explicarle. Al cabo de un rato que sudó en la frente y en las palmas de las manos pareció entrar en razón, aflojando un poco el ataque y mis defensas descansaron.



- El que entre a verme, aquí, podrá notar la diferencia. Sabrá que no soy ese

- Ese, como vos decís....


Pero ya sé que lo hace adrede; entiende bien pero intenta retenerme... acepto resignar otro rato como si no me hubiera dado cuenta de su juego y me relajo.



- Vos sos vos. Estar acá es verte a vos, contacto directo. El otro es como escuchar hablar de vos, un recorte, alguien que intenta delimitarte con sombras y aproximaciones imprecisas, algo así... un anticipo de vos, un fantasma tuyo

- Un fantasma medio mentiroso...

- No es menti...!

- Ya sé, che... te estoy jodiendo

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y desde entonces el bichito anda suelto por ahí. Vive? Quizá sí.
Evoluciona como ya se sabe: de a ratos artefacto nada, unicelular,
cada tanto algún instante dragonauta íntegro,
perdido dormido corto refrito roto mal pero mal mal mal en las virtualidades del ciberespacio,
latiendo en la sangre del mal padre, abierto a la peor disección posible,
durmiendo en los recuerdos de alguien cada tanto,
respìrando opacidades bajo la vaga delicuescencia de los injertos recientes
de vides y nosferatus.
El pasaje de ida a la nada, ida y vuelta gratis sin regreso, círculo vicioso.
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martes, 20 de julio de 2010

anatomía

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por las orejas este cardumen cotidiano

alguna vez desde rejas

del párpado antes

ayer de los pies



en vez de aparecerte se te antoja arrancarme

un amanecer del cuello ahora



¿de dónde mañana?


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niebla

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niebla




es la niebla



entonces es la niebla



pero entonces la niebla

tapia nueva

más sólida que mi desnudez



un secuestro de palabras

me desdibuja a musgos

y desanda mis muslos

amputa de sí mismo

hoscos silencios



lo tapo lo trepo lo tumbo

lo traspaso de bruces

y lo voy gastando

con las uñas

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un día de éstos



alguna ciudad



del otro lado

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lunes, 19 de julio de 2010

ay!

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         hay veces que



la tinta



las palabras


       se cansan






      se rebelan






nos rompen la boca





entonces no queda otra

que

seguir

con

sangre . . .

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domingo, 18 de julio de 2010

q 4

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que te me trepes al tope de estos túneles

donde tristes trenes trepanan

vapor tungsteno

cuando no es cierto otro rumbo

que dentro

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jueves, 15 de julio de 2010

q 3

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que no pase nunca más un segundo


en que mis huesos no te sangren


sin destierros ni desiertos


en ramas romas


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q 2

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que me quepas por los poros impolutos

de sentir azules y cenizas

hasta ser tu perfume

ciego

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lunes, 12 de julio de 2010

k j

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/V/


      la marcha dura más que las estaciones o los sitios mudan de nombre, cambian los paisajes y el clima se pone inhóspito después del tercer mes, entonces cueros del morral a los pies y a seguir con los ojos sin perder el brillo aquel que lo bautizara en su tierra; piensa en la niñez de lino matinal, en los estíos entre arrozales y sembrados de cebada que le enseñaba a contar su padre desde los cambios de luna y la posición de ciertos astros ancestrales del cielo

     hacia el mediodía rememora la hora de despertar, el olor de sus hermanos y la tibieza de las mantas de llama que lo hacía figurarse en una carpa a veces, en una cueva que lo abrigaba del mundo cuando veía a su madre cantando en voz baja entre el vapor de los recipientes que les darían de tomar sentados en círculos, sin dejar de mirarse a los ojos, enseñanzas del viejo que hablaba por las noches cuando la fajina los traía alrededor del ceremonial fuego que imponía silencio; entonces se sentía más aún pequeño y tomaba a todos los que allí estaban mentalmente de la mano y con todos ellos se sentía uno con un hormigueo ululante que le cerraba los ojos y se los hacía apuntar hacia arriba aún cerrados, decían los viejos que así se volvían la unidad, mirándose a los ojos mientras comían, momento íntimo irrepetible

     apenas mecerse al son de esos sonidos guturales que sabían a miel, a mano abierta, a los pájaros que veía aprender a volar

     sigue la marcha y sonrisas al evocar aprender a trabajar las piedras, los metales, la madera; sus hermanas tejían lanas y atuendos rituales, ponían flores sobre cintas y las casas se veían contentas desde lejos

     dominar la paciencia, aprender a respirar al ritmo de los animales a los que se acercaba en cada aprendizaje, sentir el agua en el cuerpo mientras las expediciones de correo e intercambio; la lengua de los otros, la propia, las demás... todo de a poco pero sin pausa

     en la cuarta estación le llegan perfumes tenues de una planta que sólo tuvo entre sus manos una vez y jamás pudo olvidar, recrea ese color extraño inolvidablemente vivo, los movimientos diferentes de las hojas cuando las sostenía

     dos soles después recién se acrecentó su olfato y anduvo intentando saber de dónde le llegaba

     al otro día un crecimiento silvestre que no mediría ni un palmo; se pasó el día sentado en ese sitio al pie de la montaña intermedia, creyó que era un signo del lugar indicado o una alucinación, el mensaje olvidado
     piensa cómo le quedará la barba y cada tanto alguna aglomeración de agua cedida por la lluvia lo deja recordarse nomás un momento

     se cubrió con esa hierba, subió la ladera sin problemas, ahí arriba podría pasar lo que le restaba de tiempo oliendo campos enteros, invadido por la sensación que soñaba cada tanto; le habían dicho el nombre de la planta pero a esa edad no se pregunta, nada más se escucha

   por más que intentara recordar su nombre, le venían sonidos raros, tanto como su color y aroma, no acertaba a recordarlo

   pasan los días por encima de su cuerpo, se siente bendecido, mira al sol pasar siempre hacia el mismo lado y en la espalda raíces para mensajes a los suyos a través de las piedras; no quiere moverse, no come más que una hoja de la planta por día

   se debilita de a poco, tranquilo, le sobraron unos días de marcha, intenta nunca cerrar los ojos aunque lo único que los llene sea ese celeste de a ratos manchado, y lo verde interno que se agría gris paulatinamente; nunca se imaginará que siglos después sus despojos mal entrazados serán una de las más valiosas momias en Hanover, un sitio extrapolado al de su entorno natural, perdido en la historia 
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. / -IV /

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/-IV/

      camino del inca, el aire es palabras olvidadas y el invierno un abrigo, colofón tardío de manzanas verdes que crecían en los parques posteriores de su cabeza, antaño

      por la ruta del sur salió solo a caminar hasta que le diera la vida, se despidió mintiendo sobre su paradero, diciendo que lo esperaban, pero olía la hora final, y fiel a su costumbre, se perdió de ojos de todos y se acostó entre dos rocas disimuladas en un desfiladero

     pero antes, en el camino, hizo un recuento minucioso de cada detalle de las estaciones desde la primera, nombró con tono de rezo cada ser que había conocido a lo largo de los soles y las lunas, trazó con los dedos contra las piernas un mapa emocional, golpeteos de a cinco espasmos que trazaban en lo celeste fulgores nuevos que recordarían alguna vez, cuando ya se hubiera ido

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se van acabando los colores la sangre y el agua desleída, mensaje con limón (*), acercar fuego a la hoja para que se entienda un poco semilla ocre

apenas más gotas mas bien gases apenas apenas

                                      (*) /o cursos marcar cursor botón derecho... azul al fin!/
a penas me remito

a una memoria superpoblada exagerada y loca, selección de las mejores horas de los peores momentos, colmo de colmos, yo la nada nadando entre fustas y postes de pantanos pestilentemente transparentes

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/XIV/

lila lola luna leca loba lince lanza lanceta, locura llena los limones, lanzan luces a los labios, luce lirios ese lánguido inerte bajo juramento de ya no más, de por favor & gracias; del lazo al abrazo, brazo de duelo temporario por ahora sin muerte ni cuerpo ni entierro ni nada, muerte aérea hasta tenuemente dulzura o sinsabor pelado

lista vidriosa de lunes convaleciente, ya va siendo hora de llenar de tierra tanto pozo

y luego, libar la leche que duerme al borde de tus comisuras

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diario de lunes; fotos frías y textos que olvidaremos al mismo tiempo que leemos, mientras se escriben nuevas historias sin sentido y las hojas acumuladas vuelan hasta el ocio del tedio, la noticia que nunca saldrá es este olor a vida entre tus muslos, la savia sabia esencia en este ambiente ambulatorio de lunes ocre y arcos, mejor dicho: el recuerdo de la savia ambulatoria por pasillos salobres del recuerdo ante un diario de lunes, julio 2010
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voy a dibujar antiarcoiris con el último verde que me quede, sangrar la savia del desgano y la desecración hasta expirar carne y piedras runas dados; no me queda más que esto,

de a poco se va terminando y no hay oxígeno

apenas un poco más para terminar de caer

y echar raíces, geranios, flor...

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difícil individualizar cada elemento de la derrota, integrar los detalles sin que falte alguno, querer decir cada arista de la tristeza atómica... antes de intentar hacerlo caer muerto y desde el suelo ver mejor un panorama tétrico, yermo, más largo que cualquier memoria posible

hay sonidos que no música, lamentos respirando caos y caos engendrando lápidas sin nombre

six o´clock in the corner of Bleed and Death, un rincón suburbano que desvanece sus cloacas intravenosas en un comic de letargo dialogal monológico

volvamos /volvé, tengo que volver/ a la curva, a tirar los dados all that summer, case you don´t recall, only in my head

conjuros de pluma y plomo, balas desgarbadas entre rumores incomprensibles
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kindma

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Vamos /voy/ por los ímpetus desmedidamente desacertados. No llamar por saber de antemano que no habrá respuesta alguna. A las líneas férreas se las fagocita el verdor íntegro, trepidar intrépido de las cascaritas muertas, insectívoras, sin fulgor, mucha picazón en vano. Oler, saber oler la nada en los pasillos estos, repetidos hasta la náusea, siempre el mismo día pero al siguiente y así. Curva silbato y humo contra las entrañas del cielo, todo al mismo tiempo. Las manos abiertas, ojos cansados en alma muerta. Laceraciones nuevas sobre las mismas pústulas de antes. Sirenas nostálgicas tracción a vapor cuando por acá a sangre es preciso seguir por las vías asquerosas mirando andenes sin tocarlos. Puente roto. Olor alfalfa. Memoria a trinos que ya no suenan y mejor así quizá, después de todo. Ojos los ojos dos ojos insuficientes. Tu nombre, cualquier pierna que se vaya después de quemarme su gusto suave. 

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domingo, 11 de julio de 2010

546362

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amanece y la bruma. ruta florece fantasmas que se quedan a medio camino entre la foresta con amagada y amarga la palabra en la boca. varios enjambres de ojos se rascarán quietudes, silencios concomitantes, porque duendes habían cavado los túneles exactos antes de que se nublara y lloviera y este frío. uno de los enanos aparece desde tu ombligo pala en mano y se acuesta a dormir bajo la lluvia boca abajo. parece un trapito arrugado del que algunas hebras de su cabeza cuelgan hasta la frontera donde nace el pubis y deja los pies en el hueco por el que emerge al mundo cuando te pienso. . .
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rosario cadenas

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/CXI/
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lebreles hambrientos ahuyentar

y listo



el sismo entonces

un payaso que se tuerce de amargura

sin testigos a mano que puedan jurar su circo



dice aborrecer de los insectos

/porque no le da el pellejo/





pero se muere por serlo;

por saber zumbar sutiles sones sin secretos



mira al frente medio de costado

sin poder esconder sus miserias

sus complejos de inferioridad y acidez oscura



queriendo convencer sobre algo para lo que no le alcanza la luz de la mirada



no es difícil

imaginar sus soledades ordeñadas en silencio



el retrete posterior

y un silencio pantagruélico

hirviendo en sus orejas rejas ...



nunca va a decirlo, pero se maldice por ser tan corto

y anda menospreciando a los insectos que preñan las flores que le hacen caer las babas

------------ y la lava

entre las sábanas

después se acuesta y duerme para olvidar lo poca cosa que hace tanto es...

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atril


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pana roja circular


occipital la venda de sangre sin son ni suerte...



recuerdos de sonidos y aire

aire

aire



un brillo metálico ocioso una pena apretada erguida



laceración

la cera acción cera brillar del silencio instante

un silencio de sí mismo que se adeuda morir alguna vez y no en vano



pero el escenario es una boca negra que huele largo largamente letargo y tendones



nadie hay que deje huellas asientos vacíos mimbres

la sonata que no fue declaración de derrota

usaron el aire para respirar nada más

para destilar podredumbres



y el brillo del fracaso de un atril de un no concierto

llora entre las bragas del saxo seis sones senos

que se hinchan y desinflan a pupila herida

de la bronca de soñar lo que no fue

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viernes, 9 de julio de 2010

ojos de grillo

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.                                                                                                 /photo by LR/



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los ojos rebotan chispas de puertos lejos

sin dar respuestas puertas abiertas


por darlas quedan






¿qué fuego vale lo que la moneda roja entre tus labios?






su fresco la noche cuela


a los dedos de los pies


tuerce vapor en las bóvedas






no hay ventana que no salten estos grillos


ni cuiden detrás del puente


silencio intacto






lejos él, ella lejos de lejos


todo lejos


lástima que lejos quede tan dentro






adentro y lejos frente a yemas de los dedos


cuánta palabra sobrante que ni se acerca a decir


lo circundado






los ojos:


grillos de noche en la palma de las manos


para que te los /  lleves a    /    los labios
                             /guardes en/
  


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MCMXXIII

                                                                                                            /Photo by LR./

 
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jangadero de ímpetus celestes a contramano:

ahí andamos

ánima en sombras sin consuelo



elixires añejados a mansalva


con el alma descalza


y saberte


a medio camino


entre mudez y lejanía

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jueves, 8 de julio de 2010

q 1

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que te me saltes por los ojos


después de aparecer en cada titular


de todos mis diarios


de silencio

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martes, 6 de julio de 2010

/arhowd/



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amazing hand closing hardly smooth inside


red n´ blue feathers blooding in a kissing way while tongues made serpents start to lick it all around


house o´ crawls with meat flowers perfum smelling down the legs and up






once upon a time one step, a stair to that holly place


where´re my hands right now?


do my fingers know about you sleeping above me?




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