juntando papeles perdidos por oscuros rincones a bordo de la nave a la deriva alejandrocabrol@gmail.com alejandrocabrol@hotmail.com
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jueves, 29 de diciembre de 2011
viernes, 9 de diciembre de 2011
Instantes de un castillo de arena, Arnaldo Calveyra
Arnaldo Calveyra nació en Mansilla, Entre Ríos, Argentina, en 1929.
Poeta, dramaturgo, novelista y licenciado en Letras en la Universidad de La Plata, reside en Paris desde 1961.
En 1956 publica poemas en Sur ; durante 1959, luego de su primera estancia en París se publica El diputado está triste, ópera prima en teatro (Ed. Leonardo) y su primer libro de poemas Cartas para que la alegría (Cooperativa impresora y Distribuidora). En 1969 Gallimard publica la obra de teatro Moctezuma. Durante 1971 viaja a Inglaterra y estudia Shakespeare junto a Peter Brook. Durante 1989 Actes Sud traduce y publica su novela La Cama de Aurelia, editada en castellano por Plaza y Janés de Barcelona. El hombre de Luxemburgo inaugura la colección de poesía de Editorial Tusquets Nuevos textos sagrados (Barcelona).
En Argentina publica Cartas para que la alegría (1988) e Iguana iguana en Libros de Tierra Firme; Morse (Mate, 1999); Libro de las mariposas (Alción, 2001); Diario del fumigador de guardia (Vox, 2002); El origen de la Luz (Sudamericana, 2004) y Poemas (Eloisa Cartonera, 2004). La Editorial Adriana Hidalgo publicará en breve Maizal del gregoriano (publicado en Actes Sud en 2003).Su ensayo Si la Argentina fuera una novela fue publicado por editorial Simurg en el año 2000.
Instantes de un castillo de arena
Lo teníamos con una mano. Sin caer superficie apagada por las
orillas tornasoleadas de la lengua. Por hablarnos casi, murallita
entretenida en el sol demasiado. Te abriré una puerta, una ventana,
una bajamar de aldea.
El mar, la carretera nacional. Ni parada ni tiesa. A tocar con
estos ojos.
En vano unos niños se lo han pedido al mar. Entra, se instala.
Napoleón paralítico que destroza. Canta. La sal, el torreón, la
bandera.
Escúchalo.
Nosotros.
Una niñita basta, consigue atravesarlo, encuentra las cocinas.
Cantamos una marsellesa en el desastre. No lo para. Se cae en
pedazos el puente levadizo.
Difícil tiempo.
Encuentro aquel esqueleto del sol extraviado en los años.
No, no volveremos.
El agua vertical de la ola color viento. Lejos, ¿por qué no todo
el mar?
Una escoba siete mares, el mar.
La bandera era lo que más queríamos, lo que más nos gustaba,
la bandera incolor en la luz.
Mañana por la mañana
.
.
.
Poeta, dramaturgo, novelista y licenciado en Letras en la Universidad de La Plata, reside en Paris desde 1961.
En 1956 publica poemas en Sur ; durante 1959, luego de su primera estancia en París se publica El diputado está triste, ópera prima en teatro (Ed. Leonardo) y su primer libro de poemas Cartas para que la alegría (Cooperativa impresora y Distribuidora). En 1969 Gallimard publica la obra de teatro Moctezuma. Durante 1971 viaja a Inglaterra y estudia Shakespeare junto a Peter Brook. Durante 1989 Actes Sud traduce y publica su novela La Cama de Aurelia, editada en castellano por Plaza y Janés de Barcelona. El hombre de Luxemburgo inaugura la colección de poesía de Editorial Tusquets Nuevos textos sagrados (Barcelona).
En Argentina publica Cartas para que la alegría (1988) e Iguana iguana en Libros de Tierra Firme; Morse (Mate, 1999); Libro de las mariposas (Alción, 2001); Diario del fumigador de guardia (Vox, 2002); El origen de la Luz (Sudamericana, 2004) y Poemas (Eloisa Cartonera, 2004). La Editorial Adriana Hidalgo publicará en breve Maizal del gregoriano (publicado en Actes Sud en 2003).Su ensayo Si la Argentina fuera una novela fue publicado por editorial Simurg en el año 2000.
Instantes de un castillo de arena
Lo teníamos con una mano. Sin caer superficie apagada por las
orillas tornasoleadas de la lengua. Por hablarnos casi, murallita
entretenida en el sol demasiado. Te abriré una puerta, una ventana,
una bajamar de aldea.
El mar, la carretera nacional. Ni parada ni tiesa. A tocar con
estos ojos.
En vano unos niños se lo han pedido al mar. Entra, se instala.
Napoleón paralítico que destroza. Canta. La sal, el torreón, la
bandera.
Escúchalo.
Nosotros.
Una niñita basta, consigue atravesarlo, encuentra las cocinas.
Cantamos una marsellesa en el desastre. No lo para. Se cae en
pedazos el puente levadizo.
Difícil tiempo.
Encuentro aquel esqueleto del sol extraviado en los años.
No, no volveremos.
El agua vertical de la ola color viento. Lejos, ¿por qué no todo
el mar?
Una escoba siete mares, el mar.
La bandera era lo que más queríamos, lo que más nos gustaba,
la bandera incolor en la luz.
Mañana por la mañana
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Cadáver XXIX, con Marina Cecilia Kohon
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.
XXIX
Necesito que corras
contra la quintaesencia del desencuentro
contra sus pies de gelatina
y su sisa entrecortada
¿Dormirarte empedrar
soledad adrede? ¿O dejar que las alas vistan
y revistan el portal cerrado
para ceder a la sed?
Te pido, que ala-dredes el sueño
y despiedres el portal
para que alunicemos soles
y solunicemos lunas
Sólo si por fin dejás reinar en tu cara
jardines del edén
y tu piel nenúfar plenamente sigue a tus pies
que mudos torean torturas chinas
Sería abrirme de mí
para dibujar el cero de un inicio
vestirme derramada
emparedar al miedo.
.
.
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camino de hormigas es lo único que desanda
las rutas del azúcar
..
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XXIX
Necesito que corras
contra la quintaesencia del desencuentro
contra sus pies de gelatina
y su sisa entrecortada
¿Dormirarte empedrar
soledad adrede? ¿O dejar que las alas vistan
y revistan el portal cerrado
para ceder a la sed?
Te pido, que ala-dredes el sueño
y despiedres el portal
para que alunicemos soles
y solunicemos lunas
Sólo si por fin dejás reinar en tu cara
jardines del edén
y tu piel nenúfar plenamente sigue a tus pies
que mudos torean torturas chinas
Sería abrirme de mí
para dibujar el cero de un inicio
vestirme derramada
emparedar al miedo.
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Caminaba el hombre, Arnaldo Calveyra
La infancia es el solo país, como una lluvia primera/ de la que nunca,
enteramente, nos secamos.
Juan José Saer
Cosas que me pasaron durante la infancia me están sucediendo recién ahora.
Arnaldo Calveyra
Caminaba el hombre
Caminaba el hombre
llevado por su estrella,
no diferente al yuyo
que al agacharse
toca con la mano
hombre
atendido por su estrella,
forma dulce de tierra
por cuestas de retama
de loma en loma
hablado por los pájaros
herido por cinco pies de
tierra
como las nubes errantes
busca arroyos
donde aliviarse,
reflejarse
y la vara de nardo
de la luz
que lo conversa
brillante de verde
de hondonada
olías a
lentamente tierra,
la tierra curva
de Entre Ríos
llegada de su noche
una lumbre siempre pronta
que lo entibia
el hombre, el doble de su estrella
atraído por su sol
¿dónde los cinco pies
de tierra
que lo exaltan
en la voz de la calandria?
creencia dulce de senderos
.
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domingo, 4 de diciembre de 2011
C a d á v e r X X V I I
.
.
.
con Marina Kohon again, both spittin salitre...
.
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.
.
detrás de la sombra hecha redes
esconde su rostro de loba
un hálito de humo
opaca visiones de la mueca
echa redes
antes que los hilos
calen espumas en los labios
agita chispas, aspira el aquelarre de la noche
quema el nombre del macho
un grito le aúlla a a negrura
mientras sacude olores a los ojos
detrás de otros
y de los rostros impasibles
no celebra la muerte del recuerdo
entre cenizas lo entierra
en ese límite difuso
entre tierra y cielo
junto va su pelambre de fémina herida
corre, se aleja
aúlla y huye
escupe magias
implora arcanos para
no traicionar sus propias huellas.
.
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.
con Marina Kohon again, both spittin salitre...
saber, poder caber apenas en la cresta
del próximo fugacísimo momento:
estirar la mano hasta rozarlo
/grafito infame, 7:77/
..
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detrás de la sombra hecha redes
esconde su rostro de loba
un hálito de humo
opaca visiones de la mueca
echa redes
antes que los hilos
calen espumas en los labios
agita chispas, aspira el aquelarre de la noche
quema el nombre del macho
un grito le aúlla a a negrura
mientras sacude olores a los ojos
detrás de otros
y de los rostros impasibles
no celebra la muerte del recuerdo
entre cenizas lo entierra
en ese límite difuso
entre tierra y cielo
junto va su pelambre de fémina herida
corre, se aleja
aúlla y huye
escupe magias
implora arcanos para
no traicionar sus propias huellas.
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